Banco Santander desembarcó en el Sur porteño de la mano del estudio Urgell Penedo Urgell. Además, cambió su imagen corporativa y reformuló el diseño de sus sucursales.
LA EXPRESIÓN DE UNA ETERNA CONTEMPORANEIDAD
La sede corporativa refleja la solidez de la marca, su preocupación por el entorno y el medioambiente y su visión de futuro.
Para el diseño del edificio más icónico del Banco Santander en territorio argentino, la entidad recurrió al estudio Urgell Penedo Urgell Arquitectos, responsable también de ejecutar un plan de expansión que comprende la creación de sucursales y la remodelación de otras tantas.
La nave insignia de la institución comenzó a trazarse a partir de la búsqueda de un gesto de integración con el edificio vecino sobre la calle Azopardo, protegido por el Área de Preservación Histórica. Así surgió la idea de escalonar la fachada y retirarla hacia atrás, de modo de darle importancia y no competir con este edificio de baja altura.
La institución presentó al estudio un programa de características originales. Para cumplir con él, se pensó en un edificio que se organiza en tres volúmenes articulados por dos núcleos. Éstos ofician de conectores y/o controles de acceso, permitiendo múltiples configuraciones y la posibilidad de integrar o separar la totalidad de sus partes.
Con la mira puesta en lograr un buen ratio de superficie útil respecto de la edificable se realizaron pequeñas operaciones de sustracción al volumen resultante. El objetivo último: generar una estructura que medie entre la racionalización constructiva, la riqueza y diversidad de espacios de uso y la carga simbólica que corresponde a una entidad como el Banco Santander.
En términos urbanos se propuso un proyecto que plantea la utilización de la norma del distrito de Arquitectura Especial AE14, aplicada en la avenida Paseo Colón, con 38 metros de altura sobre la línea oficial, para atribuirla a la Avenida Garay, consiguiendo así una continuidad de alturas y formas que mejora la estética urbana del sector.
En la fachada de esta vía, a través de la progresión volumétrica se hace evidente el sistema de armado general, a la vez que se rompe la monotonía de 80 metros de largo y se ensancha una vereda relativamente estrecha. Sobre ésta, los patios verticales o espacios separadores -que ofician de miradores hacia el parque Lezama y hacia el río- se expanden y convierten en lugares para el relax del personal y como comunicación visual de las diferentes plantas.
Las azoteas se pensaron como una combinación de cubiertas verdes y de materiales reflectivos, a los fines de encuadrarse dentro de las normativas vigentes del GCBA y de los parámetros LEED.
El concepto constructivo de la envolvente despliega una estrategia bioclimática que incorpora criterios de sostenibilidad específicos que intervienen en el comportamiento térmico y energético del edificio. En las fachadas de Paseo Colón y Azopardo se dispuso una doble piel, que consiste en un cerramiento con sistema de doble vidrio bajo emisivo con cámara, al que, a 60 cm de distancia, se le suma un parasol de cristal impreso con diferentes gradaciones de transparencia que controla la radiación directa tanto del Este como del Oeste. Esta doble piel funciona como una capa de aislante acústica y térmica que implica una mejora de las prestaciones referentes al ahorro energético y la optimización de las condiciones de confort cerca de la fachada en el interior del edificio.
Hacia el Sur el edificio posee una baja incidencia solar directa, solo las primeras y últimas horas de luz afectan diagonalmente a la fachada. Por ello, la estructura saliente en vertical protege dicha incidencia, a la vez que, al estar incorporada en el plano de fachada, reduce en un 25% la superficie acristalada y por ende las pérdidas y ganancias térmicas.
Hacia el Norte y sobre la fachada del patio del volumen central, una trama de planchuelas finas de acero preservan al edificio de los rayos verticales, y sirven a su vez de pasarelas de mantenimiento y limpieza.
El edificio conjuga en sus cuatro fachadas las condiciones estructurales perimetrales con las necesidades de protección solar y aislamiento térmico. Sobre los lados Este y Oeste la doble piel manifiesta su natural ligereza de pantalla suspendida mientras que sobre el lado Sur la fachada estructural enseña su robustez a través de potentes costillas, partes de un sistema racional que oficia de fondo y soporte para que los espacios de triples y dobles alturas dibujen sus siluetas singularizando la neutralidad de la fachada. No existe una voluntad estética aislada del entendimiento de los espacios planteados. Con armonía, éstos se reparten en un juego de asimetrías, aunque repitiendo algunos patrones tipológicos.
El estudio considera que “rescató el vínculo entre forma y función en su justa medida”, distinguiendo y evidenciando núcleos, escaleras, o espacios de uso singular, así como también “la actitud austera en la que todo debe ser la expresión de lo estrictamente necesario”. Esto hace que el edificio no caiga en banalidades que aceleren la obsolescencia de su imagen. “También creemos que la arquitectura está bien caracterizada cuando nace y crece desde los condicionantes del lugar y esta es una de las premisas que se han seguido estudiando la implantación, las vistas hacia y desde el edificio”.
En el intento de “hacer más con menos”, se proyectó un edificio sustentable que mejora las condiciones del lugar de trabajo, confort y productividad de los empleados mediante espacios pensados para tal fin como salón de usos múltiples, gimnasio, bicicletero, centro médico, auditorio, centro de exposiciones, salas de reuniones, centro de formación y terrazas verdes. Estos sectores fueron diseñados en función al programa Distrito de las Artes patrocinado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el cual comprende el área donde se ubica el edificio. Es por esto que el proyecto abarca una serie de eventos que contribuyen a fomentar las artes en todas sus expresiones, también a través de áreas específicas como la Fundación Banco Santander Río, el Patio de las Artes y terrazas de esculturas.
En la planta Baja se accede a estas áreas desde la plaza, producto del ensanche de la Avenida Paseo Colón. Este ingreso facilita el movimiento de visitantes tanto el fin de semana como durante la semana, independientemente de la población estable del edificio.
Una vez dentro del centro de exposiciones de doble altura se goza de una situación privilegiada, ya que, desde allí, es posible vincularse con la totalidad del edificio y sus funciones programáticas. El Patio de las Artes, no sólo ilumina este sector de exhibiciones, sino que mantiene al visitante en contacto con el exterior, a la vez que permite su utilización como espacio exterior de intervenciones artísticas.
El auditorio cuenta con 300 butacas ubicadas en plano horizontal para favorecer el uso flexible del espacio. Dispone, además, de salas de apoyo (traducción – sonido) sanitarios, sala de conferencista, guardarropas y otros servicios.
A ambos lados del acceso por Av. Garay, los vacíos que dan identidad a la fachada contienen unas escaleras metálicas livianas que conectan con las primeras plantas.
En el primer piso, y vinculado a través de una escalera helicoidal ubicada en el hall principal, se accede al Work Café que hace las veces de recepción de las Salas de Reuniones y Centro de Formación. Este nivel, además, se encuentra vinculado con la cubierta verde del auditorio por medio de un puente sobre el foyer.
A medida que se asciende, se descubren los niveles de oficinas conectados por 2 baterías de 6 ascensores cada una, desde el piso 2 hasta el 9, de plantas completas. Los “tajos” o vacíos, volcados a la fachada de Av. Garay, son espacios de relax y estar que se vinculan visualmente en forma más directa con el exterior, a la vez que oxigenan las plantas y las vuelven más heterogéneas entre sí.
El nivel 10 presenta la particularidad de estar recorrido en todo su frente por una expansión producto del retiro por normativa.
El nivel 11 incluye un SUM que oficia de comedor para más de 350 cubiertos, con vistas panorámicas al Parque Lezama, Puerto Madero y el Río de la Plata.
Además, el edificio cuenta con 4 subsuelos, el primero de ellos con programa complementario de la planta baja como la Sucursal Bancaria más talleres, depósitos, etcétera. La parte central de la planta se encuentra disponible para el área de carga y descarga de insumos de oficinas, sectores de prueba para equipamiento de sucursales bancarias y provisiones del comedor, con un montacargas exclusivo para la cocina del piso 11. La rampa por la que acceden los vehículos de porte medio que trasladan dichas cargas es compartida con los autos de invitados y las bicicletas, que una vez controlados en la planta baja tienen sus circuitos claramente delimitados bajo nivel.
Las rampas de acceso y egreso a los niveles de estacionamiento de autos de la población permanente del edificio están trazadas sobre el eje longitudinal de la planta. Las cocheras totalizan una cantidad de 318 plazas, de las cuales 16 son de vehículos compartidos y 22 de autos eficientes.
eso a los niveles de estacionamiento de autos de la población permanente del edificio están trazadas sobre el eje longitudinal de la planta. Las cocheras totalizan una cantidad de 318 plazas, de las cuales 16 son de vehículos compartidos y 22 de autos eficientes.
En el cuarto subsuelo se encuentran los tanques de reserva e incendio, y cuarto de bombas. En el tercer subsuelo, la sala de máquinas de instalación termomecánica en doble altura y, en el primer subsuelo, la sala de tableros generales, grupos electrógenos y cámara de la Compañía Eléctrica.
Todos los subsuelos comprenden salas de inyección y extracción de aire. En los niveles de oficinas se localizan 3 salas de equipos de aire acondicionado y 3 salas técnicas (o racks). Esto permite la flexibilización de la planta en estos sectores , pudiendo mantener independencia del control climático y de datos
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Editorial ARQ Clarín, por Berto González Montaner - Editor General
Este 15 de octubre es una fecha especial. Hoy empieza la edición número diecisiete de la tradicional Bienal de Buenos Aires, uno de los eventos más importantes de la arquitectura mundial.
Si hay una ausencia que se sentirá, esa es la de César Pelli. Desde las primeras convocatorias, allá por el año 1985, solo faltó a las dos últimas citas. Siempre vino bien dispuesto, con su afable sonrisa, su sabiduría y generosidad. Y nos deleitó contándonos sus proyectos y desplegando sus reflexiones sobre la arquitectura y la ciudad.
Sin duda Pelli supo contagiar a su equipo en New Haven esa manera de transitar el mundo de la arquitectura, con amor, sensibilidad, profesionalidad y mucho trabajo. Con ese equipo produjimos el libro Pelli que acompaña esta edición de ARQ. Con su estrecha colaboradora la argentina Susana La Porta Drago elegimos dieciséis obras relevantes que van desde la Ampliación del MoMA de Nueva York al Centro de Transporte y Torre Transbay de San Francisco, incluyendo esas joyas que modeló en Catalinas Norte, Plaza Roma, Puerto Madero y la costa de Mar del Plata. El libro viene, además, con testimonios de su ex alumno, Ignacio Dahl Rocha; de algunos circunstanciales colaboradores locales como fueron Mario Roberto Álvarez (h), o Emilio Rivoira y el texto de Alberto Fainstein, un calculista que lo acompañó en varias de sus obras. Y con el apoyo de las empresas Loma Negra, Shawer, La Cardeuse, Macro, Maral Explanada, Miller & Co y Neolith.
Esta edición también coincide el desembarco del Banco Santander en San Telmo de la mano proyectual de Urgell Penedo Urgell. Un edificio que Juan Urgell confiesa tiene cierta inspiración en el Edificio Mediapro de Carlos Ferrater, en Barcelona. Pero que también puede recordar, La ciudad vertical de Koolhaas en Rotterdam, en versión “reconstruir el tejido de la manzana”.
Para tomar la traza inclinada de la calle, el edificio está compuesto por tres bloque sutilmente desfasados generando dos tajos, que en el interior tienen escaleras que comunican sus plantas libres de oficinas. El frente hacia el Sur tiene una grilla metálica homogénea y hacia Paseo Colón y el río, una fachada ventilada con doble piel de vidrio, dándole a la nueva sede un carácter e identidad de gran pregnancia.
Además, la planta baja, con su auditorio y área de exposiciones semipública, hace un buen aporte al equipamiento cultural del flamante Distrito de la Artes. Y da un nuevo impulso a la eternamente proclamada reactivación de la Zona Sur, ahora potenciada con la inauguración del Paseo del Bajo.
Sucursales para la Inclusión
Santander es la primera entidad financiera en abrir una sucursal de un banco privado en el Barrio 31, Retiro. Ésta es además la primera denominada Sucursal de Integración Social (SIS) de Santander en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con esta apertura, el bano suma cinco SIS en total contando las sucursales de los barrios La Juanita (La Matanza), Castelar Sur (Morón), Santa María (San Miguel) y Don Orione (Almirante Brown). Hasta esta inauguración, Santander ha acercado servicios financieros a 240 mil personas en zonas vulnerables mediante las SIS, y ha otorgado créditos a 12 mil clientes de estos barrios por 83 millones de pesos, entregando 14 mil tarjetas de crédito y débito.
El Banco prevé inaugurar cinco SIS más de aquí hasta fin de año, en Villa Carlos Gardel (El Palomar), Villa 20 (Villa Lugano), Villa Itatí (Quilmes), Villa Jardín (Lanús) y Maquinista Savio (Escobar). Estas sucursales integrarán a 230 mil personas más al sistema financiero, llegando en total a casi medio millón de personas en todo el país. El plan es instalar 21 sucursales de integración social para el 2022. La sucursal de Santander en el Barrio 31 está ubicada en la calle Perette 2211, esquina Rodolfo Walsh. Su horario de atención es de lunes a viernes de 9 a 17 horas, y sábados de 9 a 13 horas. Desde 2012 Santander se ha comprometido decisivamente con la integración social, acercando servicios financieros a aquellos lugares desfavorecidos en los cuales la población no dispone de cajeros automáticos y otros servicios en menos de 5 kilómetros. Además, las sucursales de integración social (SIS) promueven la formalización laboral y económica de las poblaciones en las que se encuentran, fomentando un círculo virtuoso en su comunidad. Estas iniciativas de Santander en Argentina se suman a otras propuestas de Banca Responsable que apoya la entidad, como el taller de oficios digitales para jóvenes llamado “Potrero Digital” en La Matanza.
En cada una de las Sucursales de integración Social el Banco ha llegado al lugar de la mano de la comunidad, empleando a habitantes de la misma localidad. De hecho, los tres empleados de la sucursal que actualmente funciona en el Barrio 31 viven en el lugar.
Nueva Identidad Corporativa
Recientemente, el banco Santander Río cambió su denominación para acompañar el proceso de marca única a nivel mundial del Grupo Santander. La modificación contribuye a reforzar la estrategia digital en Argentina. En este sentido, refleja una evolución que viene así a seguir la transformación en marcha, al mismo tiempo que comporta un diseño renovado y moderno.
La marca Santander es una de las grandes fortalezas del Grupo, que sintetiza su identidad, esencia y posicionamiento, y transmite una realidad global complementaria a la de cada mercado.
Asimismo, Santander como marca global proyecta con fuerza a nivel local la misión y visión del Grupo, y cada una de sus subsidiarias, que es “contribuir al progreso de las personas y las empresas” y, por otra parte, se adapta mejor al concepto de plataforma abierta de servicios financieros.
En marzo de 2018, el Grupo Santander cambió su imagen de marca a nivel global por la actual, más moderna y adecuada a los canales digitales y móviles, para adaptarse al nuevo entorno, transmitir mejor la nueva cultura corporativa y reforzar la estrategia de convertirse en una plataforma digital y abierta de servicios financieros. En ese momento, la presidenta del Grupo, Ana Botín, anunció que el cambio se iría extendiendo a cada país donde la compañía se encontrara presente, destacando que “por primera vez en la historia del Grupo, unificaremos nuestra marca en todos los mercados”. Y agregó: “esta nueva marca conecta mejor con las nuevas generaciones, es más moderna, y mejora un 20% la visibilidad en formato digital”.
Santander mantiene su esencia y sus principales activos, como el nombre, la llama y el rojo corporativo, pero la actualiza con una tipografía única, propia y más estilizada. La llama, que evoca el descubrimiento del fuego como símbolo de progreso y representa pasión y cercanía, está presente en el logotipo del banco desde 1986 y fue concebida para un entorno analógico, para ser impresa en papel. Desde el año pasado, se ajustaron la llama y la tipografía para mejorar su visibilidad en internet, transmitir mejor la transformación digital del Banco y competir con las grandes empresas digitales internacionales.
Nuevos Espacios de Trabajo y Negocios
Santander Río generó un nuevo modelo de atención enfocado en brindar al cliente una experiencia de servicio íntegra, placentera y moderna. Se trata de un espacio de coworking, colaborativo y abierto a todos (clientes y no clientes).
Actualmente existen unos pocos y sólo uno fuera de Buenos Aires, en la Ciudad de Córdoba. Mediante esta nueva modalidad la entidad promueve el encuentro y la colaboración entre emprendedores y empresarios pyme, generando espacios de nuevos negocios y poniendo a disposición de ellos la mejor tecnología, en línea con el propósito del Banco que es ayudar a las personas y las empresas a progresar.
El Work Café integra una cafetería -con los mejores blends de café del mercado y atendido por destacados baristas- con la posibilidad de operar servicios financieros, ofrece además la posibilidad de hacer reserva de salas para coworking, wi-fi libre y gratuito para cualquier dispositivo (celular, notebook, etc.), horario extendido, descuentos y beneficios con tarjetas Santander Río y Todo Pago (30% en los consumos para clientes de Santander Río), isla con servicios de banca digital, la posibilidad de dar de alta un producto y la entrega de tarjetas en el momento, y operar por cajeros automáticos con ampliación del límites de extracción hasta 50 mil pesos.
Asimismo, en este nuevo espacio se realizan charlas y eventos de negocios, con foco en el emprendedurismo, las inversiones y las nuevas tecnologías.
Los usuarios de Work Café, sean clientes del banco o no, tienen la posibilidad de interactuar con un asesor Santander Río -a través de videoconferencia- para el alta de nuevos productos o, si lo prefieren, acceder a un ejecutivo de forma presencial, que los ayuda con sus consultas.
En la cafetería, Santander Río fomentará el pago con medios electrónicos, acompañando la evolución digital (pagos con código QR o con Todo Pago) del sistema financiero.
Con esta iniciativa, la empresa refuerza su compromiso con los emprendedores, pymes y empresas argentinas, que serán la base del crecimiento futuro del país a través de la innovación. Desde la experiencia de cliente, Work Café incentiva a las personas para que “quieran” ir al banco, en lugar de que “tengan” que hacerlo, fomentando además el uso de los espacios para reuniones de trabajo, estudio o simplemente tomar un café. En diciembre de 2018, Santander Río inauguró su primer Work Café en Argentina, ubicado en el barrio de Recoleta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En Chile, Santander ha sido precursor en la apertura de Work Café desde 2016 y ya cuenta con casi medio centenar de locales. Work Café también está presente en otros países como España, Brasil y Portugal
Ficha Ténica
Comitente. Banco Santander S.A
Dirección de Proyecto. José Marcial Melián, Santiago Loza, Laura Flor Yacachury
Equipo de Arquitectura. Jesica Fiol Marino, Valeria Hughes, Natalí Kaduk, Francisco Perlingieri, Laura Yacachury.