La fórmula BMA: Bodas-Miani-Anger
Con obras en Argentina, Latinoamérica y EE.UU., el equipo que forman Martín Bodas, Rodolfo Miani y Axel Anger (BMA) no se detiene. Qué piensan y cómo trabajan los titulares del mayor estudio del país.
La adrenalina de surfear el tsunami de la profesión.
Radiografía del estudio que formaron Martín Bodas, Rodolfo Miani y Axel Anger en los 90 y hoy es el más grande del país. Qué piensan, cómo trabajan y por qué eligen ser una empresa de arquitectura.
Por: Miguel Jurado | ARQ Clarín
Nacieron como un estudio grande cuando eran muy jóvenes. Hoy es, tal vez, la oficina de arquitectura más grande del país, aunque ellos prefieren considerarse una de las pocas empresas de arquitectura que existen en la Argentina. Sus modelos son SOM o KPF, un concepto que difícilmente se pueda concretar en el mercada local. Sin embargo, parece que en eso están.
A mediado de los noventa, apenas salidos de la facultad, Martín Bodas, Rodolfo Miani y Alex Anger tuvieron que enfrentar el desafío de convertir una antigua fábrica de gas carbónico del barrio porteño de las Cañitas en shopping.
El experimento de poner a un equipo de jóvenes brillantes sin experiencia a trabajar en un tema nuevo para la época dio como resultado el Solar de la Abadía. Una obra que ganó inmediatamente el premio Maxi Award al Diseño Innovador y Arquitectura y rompió el clisé de lo que se empezaba a considerar la típica arquitectura de shoppings.
Hoy, con 120 arquitectos en sus oficinas y una actividad frenética, BMA y Asociados se hace cargo de decenas de obras locales de todo tipo, y de proyectos en Perú, Colombia, Bolivia, Panamá, Paraguay y los Estados Unidos. Junto a Bodas, Miani y Anger, militan en el estudio Fernando Alvariñas, Rodrigo Bóscolo y Rubén Rodríguez.
En el estudio aseguran que empezar con el Solar les dio la gimnasia para enfrentar cualquier desafío y mantenerse flexibles.
Esa misma capacidad de cambio les fue requerida durante la crisis de 2001. “Tuvimos que salir a buscar trabajo al exterior para mantener la estructura”, afirma Miani y confiesa que aprendieron a trabajar con socios de toda índole. También potenciaron la colaboración con empresas desarrolladoras para las que se convirtieron en sus concept designers. “Aprendimos a tirar muchos tiros. Hacemos 400 disparos y por ahí conseguimos 14 palomas”, describe Miani.
Bodas asegura que esa experiencia les permite viajar a muchos lugares para ofrecer sus servicios y siempre volver con algo.
Hoy son pocas las obras locales importantes en las que no tengan una participación. Sus colegas destacan que en todos lados a los que van, primero llegó BMA. Pero estos arquitectos no creen en la exclusividad, ni en el diseño de autor. Ellos se sienten cómodos compartiendo con otros su trabajo.
Varias obras los encuentran como socios de estudios de la talla de Dujovne-Hirsch, Mario Roberto Alvarez y Asociados, M/SG/S/S/S o Fernández Prieto Arquitectos. Y con estudios internacionales como Arquitectónica de Miami, Jean Nouvel, Norman Foster y hasta Zaha Hadid.
En BMA sienten que están llenando el vacío de una generación de estudios grandes que nunca vio la luz, la que tendría que haber estado entre las oficinas de los arquitectos que hoy tiene 80 años y la de ellos, con menos de 50.
También reconocen grandes diferencias en la forma de pensar con sus colegas mayores: “No entendemos al arquitecto como un semidiós que está al mando de todo, vemos a la arquitectura como un servicio junto a otros”, afirman.
“Cuando hicimos el Solar de la Abadía, teníamos 25 años y una obra de treinta millones de dólares; lo que hicimos fue trabajar en un equipo en la que la opinión del arquitecto era una más”, dice Bodas. “Frente al inversor, no hay lugar para el capricho del arquitecto”, coinciden.
Muy al contrario de lo que se podría pensar, el paso de los años y el incremento de los encargos ha llevado a BMA a especializarse sólo en una de las capacidades de los estudios de arquitectura: el proyecto. “Con el tiempo, cada vez te dedicás más a lo que sabés hacer mejor. Nosotros estamos enfocados en el proyecto. El 80% de nuestro trabajo actual es la elaboración del concepto y la toma de decisiones urbanas”, explica Bodas.
Al revés de lo que pasa con esos arquitectos súper obsesivos que siguen sus obras hasta en los últimos detalles, en BMA aseguran que no les importa cómo se transforman sus proyectos una vez que dejan la etapa conceptual.
“Confiamos en la potencia de la idea. Buscamos que nuestros proyectos sigan siendo los mismos aunque no estén exactamente como los habíamos pensado inicialmente”, explican; y agregan: “no nos cortamos las venas si alguien cambia el color del piso”.
En tantos años de proyectos y obras, BMA ha desarrollado su propia biblioteca de casos y puede volver una y otra vez sobre ideas realizadas embrionariamente o que no llegaron a ver la luz. Lo importante es que la experiencia se convierta en una cantera de soluciones, no en un lastre.
Para estos laboriosos arquitectos, la flexibilidad y la capacidad de adaptación es la condición que les permitió crecer. “Ninguno de nuestros padres fue arquitecto y eso nos hace perder los pruritos, saltamos sin red. No nos importan los preconceptos. A mí no me importa Le Corbusier”, declara Bodas.
Ya pasaron los años en los que Miani se despertaba en medio de la noche pensando que no tenía trabajo. hora, BMA puede tener 25 proyectos en ejecución y darse el lujo de hacer restaurantes o casas, sólo porque les divierte.
BMA no piensa en el futuro, asegura que su presente nunca fue imaginado así como es ahora. Ven su realidad como el resultado de la pasión por el hacer, por el respeto por el trabajo.
Copiando a Roberto Arlt, podrían afirmar: “El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo…”. Sin embargo, para estos arquitectos sub 50, proyectarse de acá a 10 años sería traicionar su esencia, a la que definen como un caos controlado.
Nacidos a la profesión con un encargo descomunal y singular, los BMA aprendieron a trabajar inventando la arquitectura de cero. “Cuando empezamos con la Abadía, la arquitectura comercial no existía en esa escala y era una mala palabra”, dice Miani para graficar esa falta de prejuicios y de miedo al papel en blanco que los caracteriza. “Nos manejamos en la disciplina como si fuera un tsunami que venimos surfeando desde hace años”, grafican. Saben que ejercer la profesión como ellos la interpretan no es un trabajo para cualquiera. “Hay que soportar la adrenalina que genera trabajar así”.
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El Distrito de las Artes será el primer “mixed use development” en el corazón de Córdoba capital. Este masterplan crea un nuevo hito urbano de 23 hectáreas, junto al parque Sarmiento, donde se incorpora una extensión del área verde y sus paseos públicos que incluirá también zonas de esparcimiento residencial, comercial, oficinas, hoteles, organizados alrededor de un parque central público de forma elíptica, recorrido con especies, árboles como liquidámbares y pruno (Prunus), que irán variando sus colores, durante el año, proporcionando la vivencia de las diferentes estaciones.
El Distrito ofrecerá variadas opciones de residencias, en diferentes escalas y visuales; también habrá variadas opciones de oficinas y esparcimientos comerciales, restaurantes, hoteles y áreas culturales.
Más una capilla, “San Francisco de Asís”, especialmente presentada este año a Francisco, para ser inaugurada durante el viaje del Papa a la Ciudad de Córdoba, y en especial al Distrito las Artes.
Será un nuevo refugio verde habitado por la inteligencia, por la evolución que entiende el valor de una nueva y creativa concepción y materialización del espacio. Un pequeño gran mundo seguro, eficiente y tecnológico, conformado por áreas verdes, parques, oficinas, residencias y espacios comerciales. Un punto de encuentro donde la diversión, la creatividad y el esparcimiento conviven en perfecta simbiosis para crear una experiencia sin paralelo.
En este proyecto, dicen “realizamos el diseño con ideas de concepto tomadas de experiencias, interfaces y la programación de sus varias actividades”. El diseño del Distrito las Artes incluyó una mesa interactiva de un grupo interdisciplinario, conjuntamente con el Municipio de la Ciudad de Córdoba, que permitió consultar información detallada acerca de la obra, la filosofía e incluso sobre la manera de ir pensando su futuro.
El proyecto se construirá en un predio ubicado sobre Dique 1, frente a Rosario Vera Peñaloza, en Puerto Madero, rodeado de magnificas visuales, próximo al Río de la Plata y al Microcentro porteño.
Emplazados en una ubicación privilegiada, dos torres de residencias y el edificio del Hotel SLS, unidos por un gran basamento elevado, recortarán el perfil urbano de manera singular. Su amplio y fácil acceso invitará a la interacción con el espacio exterior, ofreciendo áreas comerciales y plazas públicas con grandes esculturas que lo dotarán de elegancia.
El proyecto propuesto busca fijar un nuevo estándar de calidad arquitectónica y de servicios para esta categoría de edificios. Se propone potenciar todas las dimensiones asociadas al conjunto para convertir a este proyecto en un objeto del deseo.
El emprendimiento tendrá una superficie total de aproximadamente 67.000 m2 más 11.000 m2 de áreas exteriores que incluyen un Patio de Esculturas. Comprende basamento, subsuelos de estacionamientos, una planta baja con áreas comerciales, amenities y servicios y por sobre la gran terraza se ubican las 2 torres residenciales de 31 pisos y el Hotel SLS Lux.
El perfil inconfundible del conjunto se destacará, activando la calle Pierina Dealessi, donde estará la entrada principal a las residencias, que poseen generosas terrazas, únicas en Puerto Madero, ideales para disfrutar del uso al aire libre con vistas sin obstrucción a la ciudad.
Sobre Juana Manso se ubicará el acceso al hotel y a los locales comerciales.
Dique Norte es un exclusivo complejo de oficinas emplazado en el extremo Norte de Puerto Madero. Las vistas privilegiadas al río y a la Reserva Ecológica fueron fuentes de inspiración para el diseño de una volumetría distintiva que permite integrar el lugar de trabajo con la naturaleza adyacente.
El emprendimiento cuenta con dos edificios de 10 niveles cada uno. Se podrá acceder a cada uno de ellos a través de importantes halles en planta baja, los cuales contarán con espacio de recepción al visitante y sistema de acceso controlado del personal. Diez ascensores de última tecnología permiten el acceso a los distintos niveles de oficinas y estacionamientos.
Cada edificio cuenta además con dos ascensores de cabotaje que permiten la conexión de la planta baja con los 4 niveles de subsuelos que ocupan la totalidad del terreno y albergan 240 cocheras, más de 60 espacios para guardado de bicicletas y vestuarios comunes. Dos niveles de estacionamiento serán de uso exclusivo para los usuarios de las oficinas y contarán con control de acceso vehicular diferenciado.
El volumen más cercano al dique cuenta con dos núcleos de circulación vertical. Cada uno contiene una batería de tres ascensores para el uso particular de las oficinas. La flexibilidad de la arquitectura permite que las plantas puedan dividirse en 3, 6 y 8 unidades funcionales de entre 90 y 500 m2.
El volumen más cercano a la Reserva ofrece un núcleo con cuatro ascensores de uso particular de los usuarios de las oficinas. Cada piso se divide en cuatro oficinas de entre 300 m2 y 400 m2.
Se trata de un conjunto con formado por una torre de oficinas y siete subsuelos de estacionamiento, que albergará cocheras, garaje comercial, oficinas corporativas y teatros con capacidad para 800 butacas.
La torre de 37 pisos será destinada a oficinas corporativas. El teatro contara con dos salas independientes, una sala de ensayos, áreas de apoyo y un bar-cafetería a nivel planta baja con relación a la calle.
En la planta baja se construirá una plaza seca que se integrará al espacio público urbano, a los accesos peatonales de la torre y el teatro. En los siete subsuelos se prevén los estacionamientos para las oficinas, el teatro, y un garaje comercial. También tendrá espacio para bicicletas y vestuarios.
El conjunto tendrá prestaciones relacionadas con la sustentabilidad ambiental, y se estima que alcanzará la certificación Leed.
La plaza seca estará integrada al espacio público con equipamiento urbano, artefactos de iluminación y solado exterior acorde.
Habrá un lobby de entrada para el edificio de oficinas y acceso independiente para el teatro. Ambos tendrán frente vidriado, y entre lo materiales elegidos se cuentan piso de mármol, granito, porcellanato, revestimiento de madera, espejos y acero inoxidable.
El complejo también tendrá acceso diferenciado a cocheras por rampa doble (cocheras oficinas, teatro y garaje comercial) y acceso para discapacitados en cumplimiento con la ley de “Accesibilidad Física para Todos”.
El edificio de oficinas albergará espacios de trabajo corporativo, divisibles en hasta dos oficinas por nivel, que también podrán subdividirse.
El teatro contará con 5 pisos y una terraza verde accesible, donde los accesos, circulaciones y expansiones serán independientes de la torre de oficinas.
El hall de acceso en planta baja incluirá con un bar-confitería y área de apoyo a sala. En 1º piso se ubicarán las boleterías, foyer de acceso de la sala principal, con camarines y vestuarios de actores. En los pisos 2º y 4º habrá salas de proyección.
Las oficinas de BMA son un hervidero. Reuniones aquí y allí, gente que entra y sale con planos. Arquitectos que van y vienen. “Lo nuestro es un caos organizado”, sintetiza Rodolfo Miani mientras se juntan socios y asociados para la nota. Dirigido por Martín Bodas, Rodolfo Miani, y Alejandro Anger desde 1989, el estudio cuenta con Fernando Alvariñas, Rodrigo Boscolo y Rubén Rodríguez como asociados y con Marín Freyre como director de proyectos.
Sin embargo, la organización del estudio es absolutamente horizontal, cualidad que todos valoran en especial.
En una presentación para una obra compartida, el estudio de Norman Foster en Nueva York “bochó” la idea inicial de BMA. Emplazados en las oficinas, Bodas y Miani reelaboraron la propuesta y desarrollaron cinco opciones en el momento, una de las cuales funcionó. “Los estudios como el de Foster tienen una estructura muy verticalista y poca flexibilidad para cambiar sin consultar antes”, sostienen los argentinos. “Cuando trabajamos con el estudio de Jean Nouvel nadie tomaba una decisión sin consultarla con él”, dicen para explicar que ellos son más horizontales.
En BMA aseguran que dar respuestas rápidas es una de sus virtudes. Bodas admite que aprendió a trabajar con liquid paper en sus dibujos copiando la técnica de Horacio Torcello. “Podríamos llamar que nuestra forma de trabajo es una anarquía, pero organizada”, reafirma Bodas.
En ese frenesí de proyectos y realizaciones que los muestra sólidos y contentos, lo único que admiten como algo que falta en BMA es tiempo (Bodas), y dinero (agrega Miani). El gusto por la acción que muestra este estudio no esconde el alto grado de pragmatismo y organización que tiene. Sin embargo, existe un espacio para la poesía y la creación. Dos proyectos recientes muestran esa dualidad que cada vez está más presente en la producción del estudio.
“Mirando la ciudad de Miami, y su conexión directa con el mar, nos vino la imagen de las olas… el ondular del mar, sus líneas suaves …”. Así explica Miani los principales lineamientos que dispararon el proyecto en un comienzo.
Cómo crear una conexión entre la arquitectura, Miami y su costa fueron las primeras preguntas que se hicieron su proyectistas.
El resultado fue una torre que se recorta en el perfil en la ciudad con carácter propio, y si se quiere, hablando “en el mismo lenguaje del mar”. Es cierto que las líneas suaves del Aston Martin Residences remiten a la velocidad del viento (al mismo tiempo que recuerda una de las virtudes de la marca británica que inmortalizó James Bond), pero sus ondulaciones bien podrían ser una evocación del agua.
La metáfora, aseguran, “llevo casi directamente a la creación de este gran perfil en torre”. Los autores agregan que el edificio también “inspira como una vela en relación al mar, que recorta el sky line del down town de Miami hacia un encuentro con el viento y el mar”.
Así como la poesía de BMA encontró su lugar en Miami, la practicidad y la elegancia clásica acudieron a Puerto Madero.
The Link Towers son dos torres de viviendas de 32 niveles sobre el Dique 1 (en el Sur de la ciudad), con un zócalo comercial sobre la Av. Juana Manso. Las torres se están desarrollando con Vizora y Fernández Prieto Desarrollos Inmobiliarios. El proyecto se comparte con Fernández Prieto.
Si el edificio de Miami busca ser un estandarte de la conexión con el mar, las torres de Puerto Madero, que comparten un espacio verde se plantean como una experiencia para sus usuarios.
A las dos se llega a sendos accesos a través de una calle privada que conecta visualmente con Juana Manso y con el dique. Desde esta calle se accede a ambas torres a través de una situación de rotonda y drop off alrededor de una gran escultura metálica, que opera como centro de situación. “Al acercar las torres a los diques, se crea la sensación de estar sobre el agua y la perspectiva de los edificios desde Juana Manso toma mayor importancia”, afirman en la oficina.
Este espacio entre Juana Manso y las torres es capitalizado con un zócalo comercial que ofrece una serie de servicios poco comunes.
El sector está planificado para desarrollar áreas de uso con actividades que reflejen las formas actuales de vida tales como un espacio gourmet con cava de vinos y chef table, piletas de cocktail junto con una barra y sus respectivos livings exteriores para el relax y zona de brasero exterior.
Sin preocuparse por la imagen que dan, ni por las publicaciones y los premios, BMA demuestra día a día que está en condiciones de hacer todo. Pueden tocar un rock o un vals, todo eso no es más que pura música para sus oídos.
Diario: ARQ Clarín
Fecha de publicación: 23 de Mayo de 2017
