Proyecto C: Una dupla que se pone a prueba para evolucionar
Sebastián Cseh y Juan Cruz Catania son arquitectos de la llamada Generación Intermedia. Sus primeros pasos fueron con desarrollos propios; ahora su desafío es cumplir con los requerimientos de clientes externos.
Por Inés Álvarez,
A poco más de 100 metros de la Quinta de Olivos, sobre la Avenida Maipú, un terreno de 50 x 80 metros conservará gran parte de su vegetación original. Allí se implantará un conjunto residencial con fachadas provistas de un sistema de canteros con riego automático.
El complejo es de Proyecto C, de los arquitectos Sebastián Cseh y Juan Cruz Catania, dos profesionales que se conocieron en la facultad, el primero como docente del segundo. A poco de encontrarse se dieron cuenta de que compartían el gusto por el diseño y admiraban a la arquitectura chilena y brasileña.
En 2005 iniciaron su camino juntos de la manera más cruda: con un desarrollo propio en el Puerto de Olivos. “Justo se dio el cambio de código y fue uno de los primeros en esa zona. Era la única obra que tenía el estudio, así que hicimos el proyecto, la dirección y el desarrollo. Teníamos un grupo de contadores que actuaron como desarrolladores; pero nosotros estuvimos desde la venta de los departamentos hasta el final”, recuerda Catania.
Con este edificio inauguraron una serie de obras residenciales y un proyecto de oficinas en San Telmo. El espíritu era mantenerse activos y siempre con la misma metodología, emprender negocios por su cuenta y proyectar “desde la célula, pensando en el usuario”, declara Catania.
Así, los socios pasaron de un edificio de 12 unidades a escalas más grandes, siempre dentro del GBA Norte. Allí tuvieron la oportunidad de diseñar obras como Barrio Santa María (Olivos) y Florida Design (Florida), las que les dieron muchas satisfacciones: “Fue llevar a la práctica esto de nacer de la célula, explorar la semilla”. Catania detalla: “En Santa María hay 19 casas apareadas. Cada una de esas ‘células’ llevó a un estudio muy minucioso de medios niveles con los que se genera una unidad de 120 m2 que parecen mucho más que eso. Tienen 3 dormitorios que pueden transformarse en 5, con la espacialidad que le dan esos medios niveles”.
Florida Design, en tanto, obtuvo una mención del CPAU, porque en una escala media de 12 unidades combina lo colectivo y lo individual. Incluye unidades en dúplex hacia el frente que comienzan en el primer nivel. “Como los PH’s de nuestros abuelos”, describe Catania.
Desde su primer trabajo en Olivos hasta los proyectos más actuales, realizados por encargo de otros clientes, Proyecto C lleva adelante un tipo de arquitectura que los hace reconocibles en el mercado. “El uso de los materiales, la estructura, siempre fueron una inquietud de los dos. Sebastián hizo unos años de ingeniería con lo cual tiene una ‘pata más dura’ y más técnica. Y yo hice un colegio técnico también… Sobre todo en las primeras obras, hay un hormigón más brutalista que quisimos mostrar tal cual es. Al principio eso significó remarla un poco; costó, pero hoy creemos que nuestro diseño es un diferencial y sentimos que nos buscan por eso”, concluye Catania.
Ánima, un conjunto que aprovecha la fuerte pendiente
Por Proyecto C
El complejo se ubica en un terreno atípico, por sus dimensiones y por la situación particular de encontrarse en una barranca, sobre la Calle General Arias, entre Uruguay y Ricardo Rojas, en Punta Chica, Partido de San Fernando (GBA Norte).
El conjunto se propone generar el menor impacto posible dada la presencia muy fuerte del paisaje que existe en la zona. Por eso la premisa de diseño fue la de aterrazar las plantas del edificio para recomponer la propia barranca y no perder esa impronta tan marcada que impone la naturaleza en el lugar.
El complejo está formado por dos grupos de unidades, con plantas aterrazadas que recomponen la barranca, superponiéndose una sobre otra y desplazándose hacia atrás generando las terrazas jardín. Con un total de veinte unidades de vivienda y veinticuatro cocheras, estos dos grupos se vinculan mediante una circulación con un ascensor funicular que, junto con las escaleras, recomponen la propia identidad de la pendiente. La experiencia del usuario al transitar por estas circulaciones imita de alguna forma la vivencia que se podría dar en el terreno natural en donde se implanta el conjunto.
Las terrazas de las unidades, por sus dimensiones, permiten el uso y aprovechamiento de estos espacios exteriores dentro de una atmósfera con la naturaleza como actor principal. Por esto mismo se han planteado canteros en todos los bordes de las propias terrazas, atenuando así el impacto edilicio, y realzando, desde la vista peatonal, las aristas horizontales verdes que recomponen la propia barranca. Similar situación fue la decisión de realizar cubiertas verdes.
El esquema de ocupación se desarrolla en planta baja en el Nivel -0,90 m con 925 m2 destinados a 24 espacios guardacoches, salas de máquinas, cámara transformadora y depósitos. El 1° piso se extiende en 464 m2 destinados a 3 viviendas de 1 dormitorio, 2 viviendas de 2 dormitorios y circulaciones comunes; el 2° piso cuenta con 562 m2 destinados a 5 viviendas de 2 dormitorios y circulaciones comunes. El 3° piso continúa en el nivel +7,10m también con 562 m2 destinados a 5 viviendas de 2 dormitorios y circulaciones comunes; mientras que, por último, en el 4° y 5° piso (Niveles +9,90m y +12,70m) con una superficie de 379 m2 y 222 m2 respectivamente, se completa el conjunto con 1 vivienda de 1 dormitorio y 4 viviendas tipo dúplex de 3 dormitorios más circulaciones comunes.
Domus VL, diversas tipologías y muy buenas visuales
Por Proyecto C
En un terreno pasante, con salida a dos calles y con uno de los lados cortos con vista al río, el ejercicio proyectual que se plantea es cómo lograr que la mayoría de los departamentos tengan visuales largas y con la mejor orientación.
Con estas premisas, propusimos un edificio de perímetro semilibre en el que lo único que tiene contacto con la medianera sur es el núcleo. Implantado sobre la calle Juan Díaz de Solís, pero con el acceso principal sobre Juan Carlos Cruz, el generoso retiro de frente permite generar una plaza de acceso. Allí se ubica un salón de juegos para niños, una parrilla y un gimnasio. Conseguimos así separarnos del conjunto de torres vecinas, completar una “U” mirando sus jardines y poder desarrollar todas las tipologías con orientación al Norte.
El desarrollo de tipologías se da a través de un módulo estructural de 4.92 m que permite 4 configuraciones. Estas van cambiando según las plantas (1 módulo para monoambientes o dúplex, 1 y ½ módulo para unidades de 2 ambientes y 2 módulos para unidades de 3 ambientes). Las puntas quedan para las unidades de 3 ambientes, que se mantienen en todos los pisos. El mismo módulo llega al subsuelo dejando lugar para dos autos entre columnas. El desnivel entre Cruz y Solís se aprovecha para hacer una cubierta verde sobre el subsuelo y darles a las unidades de planta baja una expansión verde.
El edificio se expresa en fachada tal cual es, con solo tres materiales: hormigón, ladrillo y vidrio. El ladrillo varía su posición generando un juego de llenos y vacíos que responde a la dinámica de las plantas. El vidrio completa aventanamientos tipo muro cortina y barandas en balcones. En una segunda línea de fachada se desarrollan las carpinterías tradicionales de aluminio que permiten la salida a las expansiones. A su vez, la fachada sur resuelve las circulaciones y el acceso.
Barrio Santa María, el lugar para hacer vecindad
Por Proyecto C
En un terreno de grandes dimensiones respecto al común de la zona, con salida a dos calles y aprovechando los premios por la erradicación de la fábrica preexistente, Barrio Santa María se propone crear un paisaje propio de escala doméstica. Para ello se proyecta un sistema de calles peatonales interiores que dan lugar a los accesos de las 19 unidades y promueven el intercambio entre vecinos. Las 22 cocheras y las salas de máquinas se ubican en un nivel de subsuelo.
Se organiza en cuatro bloques (2 sobre la calle Santa María de Oro y 2 sobre la calle San Lorenzo) articulados por la zona común que incluye un salón de usos múltiples, pileta y solarium. Las 19 casas buscan maximizar los metros cúbicos, trabajando con medios niveles que permiten “minimizar” la circulación vertical (escaleras en “medios” tramos).
En el nivel 0 y en simple altura se ubica el acceso y la cocina, mientras que el estar-comedor queda en altura y media. Subiendo al nivel +2.80 se encuentra el primer dormitorio con doble acceso, doble ventilación y doble placard, dando la posibilidad de dividirlo con un panel corredizo en caso de que se amplíe la familia.
En el nivel +4,20 hay un segundo dormitorio con las mismas características que el anterior y el baño de niños. Llegando al nivel +5,60 se accede a la suite (vestidor y baño principal en ese nivel) lo que deja el dormitorio, escritorio y la expansión en el nivel +7.
Todas las casas tienen en el nivel 0 una expansión con parrilla y lavadero. Las frentistas al espacio público cuentan además con acceso directo desde la calle.
El desafío arquitectónico entre lo individual y lo colectivo se resolvió con un lenguaje neutro: revoque con revestimiento plástico color blanco y ladrillo pintado del mismo color, más aventanamientos verticales. Una planta baja de ladrillo pintado de marrón y volúmenes verdes (cocinas) dan identidad a cada casa.
Casa Beiró, la vivienda que nace de los patios
Por Proyecto C
En un terreno típico de 8.66 m x 38 m el desafío que se nos presenta es proyectar una casa con un extenso programa de necesidades en solo dos plantas. El comitente es una pareja con dos hijos grandes (visitantes ocasionales) y uno adolescente.
A través de una sucesión de patios y una estructura de hormigón a Ia vista se propone un recorrido con diferentes matices. El acceso peatonal y vehicular se da por una explanada continua que comparte el nivel con el estar comedor.
El primer patio aparece como fuelle entre el espacio para autos y el estar. Mediante una pérgola de hormigón en doble altura permite un ingreso tamizado de luz. El estar/comedor gana espacialidad en sus extremos mediante una carpintería en doble altura y los vacíos que lo conectan con el playroom.
El tabique de hormigón que recorre la casa (desde Ia vereda hasta la suite principal) es el encargado de ir organizando en planta y en corte los espacios. Divide el lote en una franja de 3.20 m que contiene los locales más chicos a un lado y otra, de 5 m, con los espacios sociales. El segundo patio es el que se encarga de articular la circulación vertical, el spa (local con sauna, jacuzzi y ducha) y el baño de la suite. Una de sus caras es la medianera revestida en piedra que se mete en los locales adyacentes (toilette, cocina, spa y baño suite). Refuerza esa continuidad la pérgola de hormigón que entra en el spa para darle luz cenital al espacio.
El tercer patio con forma de “L” es la principal expansión de la casa y aprovecha las salidas del estar/comedor, el comedor diario y el quincho.
Un lenguaje que atraviesa más de una década
Proyectos del estudio que demuestran su constancia en el modo de expresión, en la elección de los materiales y en el método proyectual.
Una obra de Proyecto C puede “arrancar en una servilleta”, como explica Catania, verificarse en AutoCad y continuar en una maqueta virtual o tener un comienzo más formal. De todos modos, su forma de proyectar siempre remite a la nobleza de los materiales, a la optimización de los espacios, a la iluminación natural y al respeto por el entorno verde. Con esta impronta desarrollan edificios de distintas escalas, desde viviendas multifamiliares hasta particulares. Proyectos como Florida Design, Enrique Martínez y Vicente López demuestran que aún en condiciones más bien adversas, Catania y Cseh no abandonan las prácticas con las que construyen su identidad. El edificio Vicente López, sobre esa calle en Martínez, por caso, afirma su voluntad de generar espacialidad, comodidades y visuales únicas en un lote estrecho e irregular.
Diario: ARQ Clarín
Fecha de publicación: 12 de Noviembre de 2019.
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